Tan fundamental en la cosmética actual, el esmalte se ha convertido en un básico beauty para todas. Pero ¿sabés cómo fue inventado y de dónde surge esta costumbre que tanto adoramos? Hoy, con motivo del festejo de los 90 años de su nacimiento (en 1924), te resumimos la historia de nuestro compañero de aventuras.
Ya en la antigua Grecia y Roma, las mujeres de la alta sociedad empezaron a pintar sus cuerpos con rudimentarios cosméticos hechos a partir de productos naturales, aunque el antecedente en las uñas data de las egipcias que aplicaban un tinte negro. Cerca del año 3500 a.C., en Egipto utilizaban henna para hacer sus uñas naranjas, que posteriormente se convertirían en rojo oscuro o marrón, dependiendo de la madurez de la mancha. Como dato de color, Cleopatra dicen que prefería el rojo oscuro, mientras que Nefertiti se inclinaba por el tono rubí.
En la cultura china, alrededor del 3000 a.C., el color de las uñas demostraba el status social al que pertenecían esas mujeres, debido al uso de rojos y colores metálicos (oro y plata) logrados a base de una solución de plata. Cerca del año 1300 a.C. los colores reales se cambiaron a negro y rojo, y los colores pálidos eran usados por las clases bajas.
Durante el siglo XIX y los primeros años del XX, las uñas se preferían
cortas y perfectamente moldeadas, lo que demostraba pureza y modestia, virtudes apreciadas en la mujer por aquellos años.
El esmalte de uñas tal como lo conocemos hoy en día, surge del descubrimiento y perfeccionamiento de la pintura para autos. La empresa Cutex toma este concepto y lo traslada a la belleza de las manos, para lanzar, en el París de los años veinte (1924), colores sólidos -que duraban más de un día- para las uñas, mediante su esmalte sintético.
Y vos, ¿con qué color celebrás el aniversario de este clásico?